"Estamos muy lejos de ser lo bastante canarios para convertirnos en voceros del nacionalismo y de los odios de razas, para regocijamos con las aversiones y el modo de hacerse mala sangre los pueblos, [...] Nosotros, los sin patria, somos demasiado variados, demasiado mezclados de razas y de origen para ser hombres modernos, y por consiguiente, nos sentimos muy poco inclinados a participar en esa mentida admiración de sí mismas que hoy practican las razas y en ese descaro con que hoy se ostenta la colonia, a modo de escarapela, el fanatismo independentista, ... " re-interpretando "La gaya ciencia"

domingo, 22 de enero de 2012

Filosofía a tenicazos III. La autonomía canaria es un «error»

FILOSOFÍA A TENICAZOS III. LA AUTONOMÍA CANARIA ES UN «ERROR»

1. La autonomía canaria es asequible al medianero, a los oligarcas de cada isla que sirven a la Metrópoli; él es quien vive en ese mundo, quien es ese mundo. Ésta es la forma más sucia de venderse, relativamente simple. Se trata de una transcripción de la tesis: «yo, la Metrópoli soy la verdad».

2. La autonomía canaria no es asequible por ahora, es relativa, se ha quedado en una transferencia parcial de competencias y no total. Las fuentes de beneficios en la colonia siguen siendo administradas por la Metrópoli, pero han sido prometidas al medianero, al oligarca insularísta («al colonizado que hace penitencia»).  La colonia ha progresado, se ha hecho moderna, sutil, caprichosa y difícil de entender. Y se ha europeizado... es ultraperiférica como Martinica y Guadalupe.

3. La autonomía canaria no es asequible ni demostrable ni puede ser prometida, pero, por el hecho de que se pueda pensar, constituye un consuelo, una obligación, un imperativo, piensa el autonomista. Mientras tanto, Kanaria sigue alumbrando al fondo, aunque solo se le ve a través de la neblina y del escepticismo; la Metrópoli se ha quedado pálida, fría.

4. ¿Es inasequible la autonomía canaria? En cualquier caso, no la hemos alcanzado, y por ello nos es también desconocida. En consecuencia no puede servirnos de consuelo, ni de redención, ni de obligación de participación. ¿A qué nos podría obligar algo impuesto? Mañana gris, surge el primer bostezo de la razón en Kanaria. Se escucha cantar al gallo vitalista.

5. La «autonomía canaria» es una Idea que ya no sirve para nada, que ya ni siquiera obliga, una Idea que se ha vuelto inútil, superflua; en consecuencia es una Idea que ha sido refutada: eliminémosla. Día claro; desayuno, vuelta al sentido común y de la serenidad alegre; La Metrópoli se pone roja de vergüenza y todos los canarios arman un ruido de mil demonios.

6. Hemos eliminado la autonomía canaria: ¿qué ha quedado? ¿el colonialismo...? ¡no!, al negar la autonomía canaria hemos hecho lo propio con el colonialismo. Mediodía; instante de la más breve sombra; fin del más largo error; punto culminante. Termina la condición de colonizado y comienza la era del supracanario. La razón en Kanaria.

Román Marichal. Aguere a 22 de enero de 2012
Re-interpretando a Nietzsche. El Crepúsculo de Los Dioses

sábado, 21 de enero de 2012

Filosofía a tenicazos II. La "razón" en Kanaria

FILOSOFÍA A TENICAZOS II. LA «RAZÓN» EN KANARIA
¿Que qué es lo que pertenece a la idiosincrasia del filósofo?... Pues, por ejemplo, su carencia de sentido histórico, su odio a la idea misma de devenir, su afán de estaticismo egipcio. Los filósofos creen que honran algo cuando lo sacan de la historia, cuando lo conciben desde la óptica de lo eterno, cuando lo convierten en una momia. 
   Puestos a ser objetivos, todo lo que han estado utilizando los trágicos en la colonia éstas últimas décadas no son más que momias conceptuales; nada concreto, coherente y real, ha salido con vida de sus manos. Cuando esos idólatras de ideas ajenas adoran algo, lo matan. ¡Qué mortalmente peligrosos resultan cuando adoran! Para ellos, la democracia, las libertades sociales y de conciencia, el cambio, al igual que la diversidad de creencias y el desarrollo constituyen objeciones, e incluso refutaciones. Lo que es, no deviene; lo que deviene, no es... pero, incluso todos ellos creen de forma desesperada, en lo que es

  El problema es el siguiente, como no pueden apoderarse de lo que es, tratan de explicar por qué se les resiste. ¿Qué sucede entonces? El trágico, que es ignorante funcional e incapacitado cultural, propone soluciones continentales europeas a un problema colonial archipielágico. La consecuencia directa es la colocación de un velo ante el problema real, para intentar establecer lo que es de justicia histórica y social, complican todo de una forma antinatural.
Si no percibimos lo que es, debe tratarse de una ilusión, de un engaño... ¿Quién es el que engaña? ¡Ya está!, exclaman alegres: ¡es la sensibilidad! Los sentidos, que son tan inmorales también en otros aspectos, nos engañan respecto al mundo verdadero. Moraleja: hay que librarse del engaño de los sentidos, del devenir, de la historia, de la mentira. La historia no es más que dar un crédito a los sentidos, a la mentira. Moraleja: hay que negar todo lo que da crédito a los sentidos, a todo el resto de la humanidad; todo ello es «vulgo».
   Si te has escandalizado por lo expuesto, aún falta lo mejor. Lo que es, es el ideal de Kanaria, la soberanía nacional, el equilibrio social, democracia, laicismo. Como no pueden alcanzar lo que es, deciden mejor negarlo. Kanaria es un engaño ilusorio. ¡La realidad nos engaña! Se lo dicen los muy hipócritas. La razón, no se encuentra en la justicia histórica, en lo que debe ser, argumentan. Lo mejor es despojarse de todo lo nacional, lo propio es un engaño. ¡Kanaria es mentira! No se puede dar crédito a Kanaria, hay que negar el ideal de nación.

   Hay que aceptar lo ajeno, los ideales momios continentales y ajenos. Además, hay que rechazar esa lamentable idea innata de superación individual e identitaria. La identidad está sometida a todos los errores lógicos, cuya existencia no ha sido refutada y además resulta imposible. Los canarios son tan insolentes que actúan como si fuera real. ¿No son peligrosos éstos trágicos? Realmente piensan que ésto es así.

  Los anti-canarios rechazan el testimonio de identidad porque éstos perciben la realidad colonial tras un tupido velo, que no es otro que toda la contaminación ideológica de la realidad continental europea y extranjera en general. Creen, que representa multiplicidad y cambio. ¡Tonterías! La identidad no miente en modo alguno. Creyendo el testimonio de cualquier trágico introducimos la mentira, por ejemplo, la mentira de la razón, la mentira de lo perceptible y real, de la identidad nacional y el ideal de Kanaria.

   La causa de que se falsee el ideal de Kanaria no es sino la creencia en que incorporando soluciones continentales lograremos avanzar. ¿Avanzar hacia dónde, sin arrancar nuestra soberanía? La identidad no miente cuando nos muestra todo lo que parece ser, el cambio... Bien es cierto que defender el ser de Kanaria dando la espalda a la cuestión identitaria solo creará una ficción vacía. Entonces el ideal que perseguimos sin esa clave será un absurdo.
¡Y qué delicados instrumentos de observación son para nosotros los sentidos! Pensemos, por ejemplo, en la nariz algo de lo que ningún filósofo ha hablado aún con veneración y agradecimiento, pese a haber sido hasta hoy el más sensible de todos los instrumentos que están a nuestro alcance. Puede captar unas diferencias tan pequeñas de movimiento que ni un espectroscopio registraría. 
   Si hoy tenemos la certeza de alcanzar lo que es, Kanaria, es en la medida en que nos decidimos a aceptar que somos distintos, ni mejores ni peores, tan solo diferentes. Aprendimos a ser canarios, el canario no solo es, sino que se hace. Hay que aguzar y robustecer la identidad mediante un proceso nacional. Una hoja de ruta. Pensar en Kanaria hasta el final. Lo demás es un aborto que no llega a la categoría de la realidad, donde ésta no hace acto de presencia ni como problema; ni siquiera se preguntan qué valor puede tener la realidad nacional en sus planteamientos.

   Ahondando en la idiosincrasia del anti-canario, son propensos a confundir lo último con lo primero. Posponen la cuestión nacional, el principio, a un segundo plano. Por desgracia no debería venir nunca. Intento  ser irónico. Es mucho más importante lo externo, los segundos y terceros pasos, sus "conceptos supremos", los más generales y vacíos en una colonia.

   La realidad se les evapora. Esto solo es una nueva manifestación de la forma que tienen de venerar. Lo superior no puede provenir de lo inferior, lo mismo que no se puede negar la ciencia. Tras desconectarnos de la Metrópoli tendremos nuestra Asamblea Nacional propia y allí se debatirán las cuestiones políticas. Lo que no es, y nunca debemos permitir que sea una cuestión política el hecho nacional canario. Si eso se permite, lo que pretende cualquier trágico, se pondría en entredicho el valor de Kanaria.

   Su valor, el único, es de primer orden, todos los demás valores provienen de ahí y no al revés. Todos ellos van causados hacia lo que es.

   Kanaria es el ente realísimo, no está en contradicción consigo misma, como sí lo pueden estar los valores ideológicos europeos en la colonia. Kanaria se encausa a si misma. ¡Qué triste es que los canarios hayan tenido que tomar en serio los dolores de cabeza de esos enfermos fabricantes de telarañas! ¡Y a qué precio lo han hecho!

   Concluiré mi exposición a la forma en que puedo entender el problema. Si en nuestras islas la gente en general fuera coherente y realista, se consideraría que el devenir en general del día a día constituye una prueba irrefutable de colonialismo. Estamos sometidos a él. No es solo algo aparente, el colonialismo nos induce a error porque no es compatible con el bienestar social. El colonialismo es el error, el virus que desencadena la tragedia nacional canaria.

   El prejuicio en la realidad, la razón, nos impulsa a conceder licencias a los valores e idearios europeos, y por ende extranjeros. Nos vemos atrapados en el error. Los canarios necesitan el error; aunque, estén íntimamente convencidos de que ahí radica el error... el error tiene a sus ojos como constante defensa. Caemos en un fetichismo grosero cuando tomamos conciencia de los supuestos básicos de los Derechos Humanos, de que Kanaria es posible, o, por decirlo más claramente, de la razón. 

Intentaré condensar, para que se me comprenda mejor, esta idea tan esencial en cuatro puntos:

-Las razones por las que se ha considerado que en la colonia existen libertades y Derechos es el fundamento de su realidad; cualquier otra forma de realidad no solo es lejana sino indemostrable e inexistente.

-Las características que son atribuidas a la falsa realidad, condición colonial, son precisamente los rasgos distintivos de lo que no es, de la anti-natura. La supuesta autonomía canaria ha sido concebida a base de contradecir el mundo real. Ese presunto mundo verdadero es en realidad un mundo aparente e ilusorio sin moral ni justicia.

-Para los trágicos, no tiene sentido pensar en un ideal de Kanaria a base de potenciar las virtudes identitarias de los canarios. Es absurdo plantar lucha contra la presunta autonomía canaria concedida por la Metrópoli. Eso es calumnia, empequeñecer, in-solidario, argumentan. La razón en Kanaria es una venganza, no se sabe contra qué o quién.

-Hacer política a la manera de la Metrópoli, o continental, no es más que la puesta en práctica de un índice de vida descendente. El anti-canario no es un pesimista; afirma todo lo ajeno y problemático; es un rebenque...

Román Marichal. Aguere a 21 de enero de 2012
Re-interpretando a Nietzsche. Fragmentos de texto de El Crepúsculo de los Dioses

martes, 17 de enero de 2012

Filosofía a tenicazos I. El problema del anti-canario

FILOSOFÍA A TENICAZOS I. EL PROBLEMA DEL ANTI-CANARIO
"Los más sabios de todas las épocas han pensado siempre que la vida no vale nada... Siempre y en todas partes se ha oído de su boca el mismo acento: un acento cargado de duda, de melancolía, de cansancio de vivir, de oposición a la vida. Incluso Sócrates dijo a la hora de su muerte: «La vida no es más que una larga enfermedad; le debo un gallo a Esculapio por haberme curado.» Hasta Sócrates estaba harto de vivir." 
  Las soluciones ideológicas planteadas para resolver el problema canario son incoherentes con la realidad social, colonial, que tenemos. Nuestros amigos del mito, próceres de la patria por excelencia, iluminados y obreros de salón, banqueros de carretilla, no son más que representantes de la decadencia política, de si mismos. No les siguen ni sus familiares o amigos. Llego a dudar si los tienen, el canario es un tipo familiar y eso es público y notorio.

  ¿Se nos permite hablar así? ¿Podemos disentir del mito político? La sociedad canaria en general siente rechazo de estos enfermos de poder. Seguramente, esto debe tener algo de enfermedad. Sería interesante comenzar por examinar de cerca a cada uno de ellos. ¿Será que se tambalean, que son unos decadentes? Son los cuervos entusiasmados con la peste a carroña...

  La lucha ideológica en una colonia es un síntoma de decadencia, instrumento de la descomposición nacional, pseudocanarios y anticanarios. Hastiados de la condenada tragedia, que no plantea una solución real a los problemas, los canarios ajenos corren a refugiarse en carnavales y centros comerciales al más puro estilo sajón. La soberanía de salón es la tragedia, la quietud social es la consecuencia. ¿Dónde está el origen de la tragedia nacional que padecemos? ¿Quién puede dar una solución a corto-medio plazo? ¿Qué pasará si no amanece en Kanaria?

   La postura negativa cuando se plantean tratamientos contra la enfermedad, lo que prueba, es el consenso de todo un pueblo para continuar amarrados y mantenerse sin comprender. Sin nada en común más que su insular y colonizada africanidad, coinciden fisiológicamente en presentar una postura negativa frente a la vida. De momento, la vía de fuga propuesta no me convence. ¡Qué emigren ellos si quieren!

   Si un canario considera que el valor de la libertad constituye un problema nos plantea una interrogación, no solo sobre el hecho en sí, sino sobre su canariedad misma. No seamos estrechos de mente, hay que intentar percibir la admirable sutileza de que Kanaria es un valor que no se puede tasar y ningún trágico, éstos tipos, no nos la puede arrebatar. Los suyos son juicios de valor relativo a nuestra identidad, que tan solo valen como síntomas de la terrible enfermedad social, y nunca podrán ser tenido como juicio verdadero. Ésto sería irreal aunque convivamos con ello. Forma parte de una recreación ilusoria de la realidad.
"Por su origen, Sócrates pertenecía a lo más bajo del pueblo: Sócrates era chusma. Se sabe, e incluso hoy se puede comprobar, lo feo que era. Pero la fealdad, que en sí constituye una objeción, era entre los griegos casi una refutación. ¿Fue Sócrates realmente un griego?"
   Los trágicos indudablemente pertenecen a lo más bajo de la sociedad. Les gusta la chusma porque forman parte de ella. Sabemos lo enfermos que están. ¿Son los trágicos realmente canarios? Representan la evolución descendente, entorpecen el progreso social y de bienestar común. Son elementos que entorpecen la evolución y transformación de colonia a Kanaria. Los trágicos son monstruos en cuyo interior se esconden todos los vicios y todas las malas inclinaciones. Ahora es cuando se ven señalados y comentan: «¡Qué bien me conoce este tipo!»

   En los trágicos observamos la diarrea identitaria y la anarquía cultural. Lo cual reconocen con orgullo. Todo en ellos es exagerado, sin tino y caricaturesco, al mismo tiempo que repugnante, lleno de segundas intenciones y subterráneo. Con ellos la libertad se torna en falsa democracia. ¿Qué sucede? Con la falsa democracia nos gobierna la chusma, peor y más corrupta que los españoles y mira que es difícil. Son  los medianeros. Los canarios deben repudiar estos procedimientos y la falsa democracia colonial. Se debería prevenir a los jóvenes contra ésta tragedia. Se debe desconfiar de quien manifiesta sus razonamientos en contra de Kanaria. Éstas son las razones que se deben exhibir por ahí y será entonces cuando el trágico, cuando libremos la frustración social generalizada, sea tomado por lo que es... un payaso.

   No hay nada más fácil de disipar que el efecto producido por un trágico. No disponen de masa social, suscitan desconfianza y se propagan en su medio natural: el miedo. Cuestiones absurdas e irreales como supuestas invasiones, etc. De eso viven y todo forma parte de su espectáculo circense. La Tragedia solo puede ser entonces un recurso forzado en manos de quienes carecen de otras armas. Los canarios anti-canarios son abortos de la identidad. Los trágicos si nos damos cuenta son meros comediantes.

   ¿Es la anti-canariedad, la Tragedia, una verdadera amenaza? ¿Resentimiento... una consecuencia o instrumento del colonialismo quizás? Los trágicos tienen en sus manos el peor de los deberes: la tiranía. A los canarios los dejan en entredicho, porque les obliga a tener que probar que no son idiotas; les enfurece y luego les niega la réplica. El trágico reduce la realidad a su mínima expresión. Es un ser detestable. La Tragedia vista así es una simple forma de venganza, otra vía de fuga a la frustración social. La manera de descargar con sus semejantes toda la furia. Son realmente peligrosos y repulsivos.
He sugerido qué es lo que podía haber en Sócrates de repulsivo; falta explicar, con mayor motivo, qué es lo que había en él de fascinante. Sócrates era también un gran erótico.
   El trágico intuye también algo más, conoce que la Metrópoli tiene intereses en su ultraperiferia natal. Se dio cuenta de que la idiosincrasia de su caso dejó de ser excepcional. Por todas partes se extendió la solución final, lo que le contaron que era realmente eficaz: emigrar. El trágico comprendió que, literalmente, sobraba en su tierra. La colonia platanera y de turismo geriátrico se dirige a su final. Nos dominó a todos pero la cuestión es cómo llegó a dominarse a sí mismo.

   Su caso no fue más que el caso extremo, en el país de los ciegos el tuerto es el rey, como dicen. La cuestión de lo que constituye una verdadera catástrofe nacional identitaria, donde nadie se domina a si mismo, donde el acento se había descafeinado para volverse unos contra todos, el trágico en esta situación fascinó por representar todo lo contrario a lo real. Su fealdad ideológica, que inspira miedo, es más fácil de entender y fascinó (continúa fascinando) al ser presentada como la respuesta al caos nacional canario.

   El sentimiento anti-canario de los trágicos debe estar condicionado patológicamente, sencillamente al tener que imitar a los españoles en sus contradicciones ideológicas e instaurar continuamente el europeísmo, frente a la realidad africana. No hay mal que dure cien años...

   Los políticos canarios y los canarios de a pié, todos ellos, se engañan a si mismos cuando creen que combatir la lucha ideológica sin arrancar la soberanía nacional, sin desconectarnos de la Metrópoli, significa superar todas nuestras contradicciones. Pero llevarla a cabo es algo que está por encima de sus fuerzas, su remedio de salvación es una expresión más de decadencia, cambian la expresión de decadencia pero no la eliminan. O realmente no han parado a pensar ésto, o son unos auténticos canallas. La lucha ideológica en una colonia es un malentendido. No es más que una enfermedad diferente llegada desde el continente, como la gripe.
¿Llegó a entender esto el más inteligente de cuantos se han engañado a sí mismos? ¿Acabó diciéndose esto, en medio de la sabiduría de su valiente enfrentamiento con la muerte? Y es que Sócrates quería morir. No fue Atenas quien le entregó la copa de veneno; fue él quien la tomó obligando a Atenas a dársela... «Sócrates no es un médico —se dijo a sí mismo en voz baja—; aquí no hay más médico que la muerte... Sócrates no ha hecho más que estar enfermo durante mucho tiempo...»
Román Marichal. Aguere a 16 de enero de 2012
Re-interpretando a Nietzsche. Fragmentos de texto de El Crepúsculo de los Dioses